Escrito y actuado por Antonio Machuca. Este trabajo ha sido presentado en varios escenarios de Venezuela. Es la historia de el cuidador del panteón que por un descuido queda encerrado con los próceres; esta situación lo empieza a desesperar de tal manera, que lo envuelve en un estado de divagaciones, llegando a interactuar con las estatuas u obras, convirtiendo a los espectadores en lápidas para hacerlos participes en una conversación de ausentes; tratando al final de levantarlos de sus tumbas para que lo ayuden a abrir la puerta, que por su peso se hace imposible lograrlo; solo así, entre fantasía y realidad, hace un llamado desesperado a la unidad y solidaridad que debe existir entre humanos para la ejecución de objetivos esperados.